Educación sensorial en la Educación Infantil

En la educación infantil, la educación sensorial rebosa de importancia para que los más pequeños se desarrollen correctamente. Y es que, la educación sensorial se centra en trabajar los sentidos de los niños en sus edades más tempranas, para que estos puedan comprender, manejarlos y usarlos adecuadamente. Los principales objetivos de la educación sensorial, son por tanto, los siguientes:

  • Mejora de las capacidades sensoriales
  • Fomento de la rapidez de transmisión sensorial (de los receptores al cerebro) y la respuesta a estos (cerebro-órgano ejecutor)
  • Fomento del desarrollo cognitivo gracias a una correcta educación sensorial
  • Desarrollo de la discriminación de estímulos sensoriales usando los 5 sentidos
  • Capacidad de estructurar la información que se recibe a través de los sentidos
  • Conocimiento del entorno y los elementos que lo componen, a través de los sentidos y el contacto directo con estos

Teniendo estos objetivos siempre presentes, la función del profesor será organizar actividades que potencien este desarrollo sensorial en el pequeño. Estas actividades deberán adaptarse a las capacidades y características concretas de cada niño. Siendo así el juego el principal medio canalizador de todo esto, debido a que los niños serán capaces de centrarse en estas actividades que para ellos son divertidas y entretenidas, y su concentración será mayor. En definitiva, se alcanzarán los objetivos antes mencionados de manera eficiente. Es, además, en las etapas más tempranas del niño cuando se debe potenciar la educación sensorial.

Etapas de la educación sensorial

Obviamente, la educación sensorial supone un proceso, no es un camino inmediato. El niño irá avanzando progresivamente hasta alcanzar la madurez sensorial que será alrededor de los 6 años (estamos hablando de educación infantil). Las necesidades irán cambiando conforme el pequeño va creciendo y aprendiendo, como veremos a continuación en el esquema que hemos preparado para ejemplificarlo todo de mejor manera.

  • 0-3 meses: El bebé es el que marca los horarios y sus propias pautas de sueño, comida, etc…
  • 4-6 meses: Poca luz en su cuarto. Empezar a hablarle, consolarlo cuando le suceda algo. Integrarlo en la vida social muy poco a poco.
  • 7-9 meses: Jugar o hacer pequeñas actividades antes de dormir.
  • 9-12 meses: Determinar un horario para sus necesidades. Comprender sus llantos y tristezas. Permitir el gateo en zonas seguras, ayudarle a incorporarse. Empezar a ponerle nombre a las cosas.
  • 12-18 meses: Educar en el control de las reacciones. Comienzo del ejercicio físico. Trabajar la precisión de movimientos manuales, así como la expresión gestual y verbal.
  • 18 meses a 2 años: Es el momento de potenciar la expresión gestual y verbal. Motricidad gruesa, interrelación de los sentidos y precisión en cualquier tipo de movimiento corporal.
  • 2-3 años: Provocar situaciones placenteras. Controlar las reacciones todo lo que se pueda. Adecuar la relación entre los sentidos y la información que estos le proporcionan.
  • 3-6 años: Aprender a comunicarse a través de todos sus sentidos. Razonar de manera lógica. Conocer el cuerpo de manera amplia. Ser autónomo en prácticamente todas las actividades del día a día. Aceptar las normas y ser capaz de trabajar en grupo.